lunes, 8 de marzo de 2010

Ciertos inconvenientes de ser ateo

Yo tengo un amigo que es ateo o al menos eso dice él. Este amigo mío y yo compartimos el amor por el campo. Nos gusta sembrar y ver como crecen las plantas. Nos gusta cuidarlas y mimarlas. Nos gusta alimentarnos de ellas, de las que nosotros cultivamos, y nos gusta, incluso, regalarlas. Pero él es ateo y yo no. Yo tengo mis dudas, tengo mis altibajos, tengo mis sentimientos y también tengo mis tradiciones y sobre todo tengo lo que me pide el cuerpo. Él no. Él es ateo, se declara ateo y hasta se cabrea cuando le hablo de Dios. A veces me dice: "Yo no quiero saber nada de ese señor" "Todo eso son tonterías". Como hombre hecho en el campo cuando se enfada se "caga en Dios" y entonces yo le digo: "Ya te pillé". "Tú sí crees en Dios, si no no te podrías cagar en Él". Yo, para mis adentros sé que sólo es una forma de hablar. Pero, ¿y si además de eso trabajara un poco el inconsciente? Freud hablaba del "acto fallido", como un síntoma evidente de lo que trabaja en la trastienda de nuestro subconsciente. Cuando hablas con una persona tienes que estar atento a los "actos fallidos", a esas cositas que se te escapan y que tiene su importancia a la hora de formarte una idea del interior de esa persona. Como el chiste que alguna vez me ha contado mi hermanita por el que una chica llama a su amigo,
Miguel Fajardo, Miguel follardo y acto seguido se disculpa diciendo "Ay, en qué estaría yo pensando?
En otras ocasiones ha ocurrido que alguien que se declara ateo, ha recurrido a Dios como un acto reflejo o tal vez, como decía más arriba, como un acto inconsciente. Mi padre me contaba que en nuestra "gloriosa" guerra civil, él se encontraba en una compañía mandada por un capitán, que entre otras cosas era ateo. Estando defendiendo una posición y sabiendo que estaban rodeados de enemigos por todas partes, encontraron una salida cuando alguien desde una colina les hizo señas con una bandera blanca. Se acercaron sigilosamente hacia esa posición y cuando ya se encontraban cerca, los que creían que eran amigos se liaron a tiros con ellos. Claramente habían caído en una trampa mortal. Me contaba mi padre, como cosa que le llamó mucho la atención, que aquel capitán, cuando vio la mortandad que el enemigo estaba proporcionándole a sus soldados, no paraba de gritar "¡Dios mío!" "¡Dios mío!". Indudablemente todos sabemos que es una forma de hablar, pero ¿acaso este acto reflejo o inconsciente no querrá decir algo más? ¿Será este otro "acto fallido" del que habla freud?
Existen otras clases de ateos, que les podríamos llamar "ateos devotos". Oriana Fallaci fue un ejemplo de atea devota. Era atea y cuando murió donó su biblioteca al papa. O aquellos que no creen en Dios, pero sí en algún santo. Bueno creer en un santo es más fácil que creer en Dios, pues al santo se le ha visto y sus obras están ahí. Por eso esto no es una contradicción, creo simplemente que es un pequeño inconveniente. Existen otros ateos devotos que sin creer en Dios apoyan a la Iglesia Católica porque "irónicamente" dicen que es la verdadera o la que representa mejor nuestra sociedad.
Finalmente están los ateos apostadores. Les llamo así porque no creen a ciegas en Dios, sino que echan sus cálculos. Dicen más o menos así: "Vamos a ver. ¿Cuántas posibilidades tengo de que haya Dios?-Pues el 50%, porque no tengo pruebas ni a favor ni en contra. ¿Cuantas posibilidades tengo de que no haya Dios?- Pues otro 50%, por la misma razón. Así pues apuesto por la primera opción que me es más beneficiosa, pues si muero y resulta que hay Dios, pues eso que tengo ganado. A esto se le llama la "apuesta pascaliana". Estos son claramente ateos, pues sólo creen en Dios un 50%. Yo, sinceramente, como creo que si Dios existe no será tonto, no se va a tragar lo de esta gente y por lo tanto los mandará fuera del paraíso otro 50%. Otro inconveniente.
Finalmente, el gran inconveniente que le veo a un ateo es cuando decide tener relaciones íntimas con su pareja. Llegado el momento culminante del proceso no se le ocurrirá por nada del mundo gritar ¡Dios mío! ¡Dios mío!. Pues sí, hay muchos ateos que lo hacen y este "acto fallido", impresionante "acto fallido" del ser humano ateo, lo único que me demuestra es lo cerca que está la energía de nuestro universo de la divinidad (filosofía tántrica). Así pues el que quiera ser ateo de verdad, sin ninguna contaminación divina, que se abstenga de decir ¡Dios mío! ¡Dios mío! cuando esté en el "gori-gori". En su lugar le recomiendo un rebuzno erótico, que es algo que queda muy natural para estas ocasiones. ¡Y fuera inconvenientes!

2 comentarios:

  1. Amigo Juanjo,siempre he dicho que la persona atea es aquella que toma la postura cómoda ya que dice que, al no creer en la existencia de Dios, se ahorra todo lo que el creer en Él lleva consigo; sin embargo en los momentos difíciles ¡vaya que sí que lo nombran! y yo pienso que no es una manera de hablar sino que en el fondo tienen ese poso de ése ser superior
    en el que apoyarse.
    Las obras de los santos efectivamente que las podemos ver pero las obras de Dios las tenemos
    dentro de nosotros y forman parte de nuestro propio ser; sólo hay que mirarse al espejo y pensar que estamos hechos a su imagen y semejanza.
    Amigo Juanjo, cada día me gustan más tus escritos; con ellos me siento transportado al mundo del pensamiento, al mundo del razonamiento, a ese mundo etéreo que tú tan bien sabes manejar.
    No creas que he olvidado la propuesta que te hice y de la que tú no quieres ni oir hablar.
    Te agradezco todo lo que me dices en tu correo anterior y es verdad quiero, dentro de mis posibilidades, tener el grupo lo más unido posible.
    Un abrazo.
    Miguel

    ResponderEliminar
  2. Amigo Miguel.Siguiendo con el tema del que he hablado más arriba, creo que un ateo es como un místico de la negación. Digo místico, porque creo que a los ateos les preocupa y mucho el problema de Dios, pero su pensamiento presenta una especie de alergia a todo aquello que no se pueda demostrar. Tienen un pensamiento logico-científico y no aceptan nada que venga del sentimiento. Lo mismo no es así, pero esta es mi opinión. Supongo que cada uno habrá llegado a esta negación por caminos diferentes. Otros habrán llegado por tradición familiar y otros, quizás, por experiencias negativas con la iglesia. Sería bueno que alguno explicara su experiencia de la negación.
    ¡Qué bonito eso que dices "que te sientes transportado al mundo del pensamiento,... al mundo etéreo...! Mira, Miguel, yo con todo esto de la escritura, lo que trato es de describirme o de descubrirme. Creo sinceramente que no nos conocemos bien hasta que no soltamos la pluma y le decimos "camina". Es sólo un ejercicio sicológico de autoconocerse. Lógicamente también es un ejercicio de creatividad, cosa que te hace sentirte bien. Y de eso se trata. Bueno, amigo, un abrazo y hasta pronto. Juanjo.

    ResponderEliminar