lunes, 30 de noviembre de 2009

Distancias

Que conste que a mí la distancia sólo me gusta para resolver ciertos problemas, que dadas sus características, necesitan una visión objetiva del asunto y para eso hay que separarse lo suficiente como para tener la perspectiva adecuada.
Bertolt Brecht utilizó en sus obras dramáticas la técnica del distanciamiento para conseguir del espectador una reflexión lo más objetivamente posible y para eso tenía que distanciarse de los personajes sin implicarse ni identificarse con ninguno de ellos.
La distancia tiene su importancia en nuestra vida, como seres en sí y como personas sociales. Nos distanciamos de nosotros mismos o nos distanciamos de los demás según convenga a nuestra estrategia vital.
La distancia puede ser material o psicológica. El marido que puede vive siempre a una distancia prudente de su suegra, porque bastante tiene con su hija o el hombre que se distancia de sus obligaciones porque eso le supone un estrés que no puede superar.
Está claro que durante nuestras vidas estamos continuamente tomando posiciones de distanciamiento con las personas, con las cosas, con nosotros mismos según la relación que en cada momento tengamos con el otro. Una amistad estrecha se vuelve distante cuando ya no hay afinidad entre los dos. Un matrimonio unido se separa cuando una buena mañana se miran y se notan extraños, porque sentimentalmente están muy distantes. Cierta comida la alejas de tu vista porque ya la has aborrecido.
Hay personas que siempre están distantes. Esa es su defensa. Su escudo. Les da miedo la cercanía. Yo tenía un amigo ( no sé si aún lo será), que ahora se encuentra a millones ( ) de distancia. Es un amigo al que debo mucho, pues me ayudó en esos momentos malos que todos tenemos en la vida. En su relación conmigo siempre mantenía ese protocolo, esa distancia impropia de dos amigos verdaderos. Nunca pude entrar en un círculo que el trazó y que consideraba clausura total. Siempre fuimos amigos. Amigos distantes. Un buen día nos dejó y no me pude despedir de él. Creo que aún seguimos siendo amigos en la distancia lo mismo que lo fuimos en vida.
Entonces, ya sabemos que en esta vida dual todo lo que sube baja, todo lo que está arriba puede caer abajo y todo lo que hoy es cercano mañana les separará un continente.
Yo, como todo el mundo, procuro jugar con las distancias, tanto sean de un signo como de otro. Si me apetece estar solo, distancia. Si me apetece cercanía, fundirme.
Sin embargo, no todo es tan simple como parece. Se puede estar a mil kilómetros y sentirse cercano a alguien o se puede vivir en la misma casa y vivir en dos mundos diferentes y es que las relaciones del hombre con su entorno están llenas de contradicciones. Por ejemplo, ahora mismo me encuentro tan a gusto escribiendo y oyendo música clásica, pero oigo que mi mujer me llama para que me vaya a la cama. ¿Qué hago? ¿Aceptará mi teoría del distanciamiento? Lo sabremos en el siguiente capítulo.


1 comentario:

  1. Amigo Juanjo,¡cuánto me gustan tus escritos!.
    En éste me asiento en cierto modo identificado pues han sido más de 50 años de distancia y ¡qué cerca hemos estado!.
    Ánimo. Sigue.

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