viernes, 25 de septiembre de 2009

Lo que hacemos túy yo cuando tú no estás

No soy dueño de lo que tú y yo vamos a hacer mañana, pero sí que lo soy de lo que hoy pienso que tú y yo vamos a hacer mañana.
Los imperativos, las circunstancias, los contratiempos impiden que mis deseos se realicen en todo o en parte.
Como el hombre vive la vida por etapas y en cada etapa es más sabio (hay algunas excepciones), pues en una de ellas me dije que ya no pensaría más en lo que iba a hacer en el futuro. No quería sufrir y para ello tenía que eliminar el deseo. Pero no funcionó, porque me sentía trite ya que el deseo está en la base de la ilusión.
Pensé, entonces, otra solución. Exactamente la contraria. Primé los deseos, les di entidad propia y peso específico, aún a sabiendas de que todo o parte de lo que deseara no se llevaría a cabo.
Esto sí que resultó, porque los hechos que se tenían que dar, iban a darse de igual manera.
Desde entonces mis deseos tienen vida propia. Son como si les hubiera hecho un seguro antidecepcion, pues yo ya estaba concienciado del proceso.
Así, cuando mi mujer no está conmigo, por poner un ejemplo cercano, hacemos en mi mente, lo que haríamos si ella estuviera y lo que pase mañana Dios dirá. La imaginación al poder.

1 comentario: